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Ombú del Manso

Ubicado en un jardín privado en la calle San Nicolás esq. Siria, al lado del Centro Cultural Dodecá.

Diversas narraciones señalan al “ombú del Manso” como una importante referencia de orientación en el área de Carrasco de principios del siglo XX, cuando el barrio era meramente una zona de arenales y médanos a orillas del Río de la Plata. La historia oral alberga recueros sobre el “Ombú de la Mulata” y cuentos que se repiten sobre alguien (unas veces un “moreno” otras “la mulata”) que para sobrevivir habría vendido doblones de oro, obtenidos de los barcos naufragados en la costa. Según la publicación “Carrasco,un itinerario”, realizada por las arquitectas Mara Moya y Ana María Ravaschio en 2015, se hallaron varias alusiones a la existencia de “Manso”. El apellido Manso (y Manzo) figura en varias entradas del registro de nacimientos de la Iglesia de la Unión. También, en un plano de 1832, está señalado un sitio sobre la costa con el nombre de Ramón Manzo y se encontró además una partida de defunción de 1862 con el mismo nombre. En el área indicada en ese antiguo mapa hoy hay tres ejemplares de ombú: uno de ellos en el jardín de una vivienda ubicada en la calle San Nicolás esq. Siria, otro a una cuadra, en San Nicolás esq. Rambla República de México y un tercero en la vereda en la calle Basilea, a la altura del número de puerta 6150.

Con el objetivo de establecer la edad de los ombúes se recurrió al ingeniero agrónomo Carlos Brussa, quien determinó que tanto el ejemplar de la calle Basilea como el de San Nicolás esq. Rambla son los más jóvenes y probablemente no existieran al inicio del siglo XX. Por esta razón se cree que el verdadero “Ombú del Manso” ese lubicado en calle San Nicolás y Siria por ser el árbol con mayor desarrollo físico de los tres; sin embargo su edad no se puede predecir con exactitud debido a que los ombúes carecen de anillos, con los cuales se suele estimar la antigüedad de la mayoría de los árboles. En 2013, la arquitecta Moya, integrante de la Comisión Especial de Carrasco y Punta Gorda, promovió la designación de estos ombúes como “Monumento Vegetal” a fin de garantizar su preservación. Según informó la arquitecta, aún se está a la espera de su remisión a la Junta Departamental. Pese a estar ubicado dentro de un jardín privado, en ocasiones como el Día del Patrimonio se suele permitir el ingreso para que los visitantes puedan apreciarlo.